martes, 4 de enero de 2011

Voy a apostar a agorero

Dan miedo.
Corea del Norte y los mercados. Y el nudo gordiano de los bienestares pasados que hacen peorestares a los malestares presentes. La desesperación lleva al nihilismo. La gente tiene ganas de que pase algo.
Temo una guerra importante.
Yo siempre he pensado que dar un tajo en el nudo gordiano es el fascismo. Parece que a Alejandro, a quien imagino como un tipo escultural, le funcionó ante a los débiles sabios asíaticos. Frente a lo ingenioso de desenredar y reutilizar, la destrucción.  El fascismo funciona: Alejandro sin hacer rompecabezas llegó hasta la India. Es una respuesta muy masculina- aunque dicen que él era homosexual- y los hombres aún gobiernan el mundo.

Para desenredar hay que retroceder. Desenredar, limpiar, ordenar, planchar es algo femenino. Retroceder ahora significa decir que debíamos vivir un 15% peor de lo que estábamos viviendo.
Es más fácil buscar un enemigo y dar un tajo. Es más fácil destruir para reconstruir.
A la economía de Estados Unidos y de Europa podría convenirles una guerra abierta entre las coreas.
Antes con las armas nucleares teníamos miedo de la destrucción total; nos dijo Einstein que la cuarta guerra mundial sería con palos o piedras. Ahora no tenemos ese miedo, es una desventaja ser tan valientes.
Corea del Sur es una gran potencia económica y tecnológica, pero prescindible para la economía mundial. Una parte de China  y Japón también. Eso es lo que está en juego. Producir lo que produce Corea del Sur y atascar un tanto a China y Japón aliviaría los excedentes mundiales. Sería bueno para Norteamérica, Europa, Brasil. La explosión de la olla a presión asiática aliviaría al resto del mundo industrial.

Corea del Norte tiene hambre. Es insostenible, gasta descaradamente casi toda su mantequilla en cañones. Sus dirigentes, una monarquía estalinista, no pueden tener sujeto por mucho más tiempo a un pueblo hambriento,  y tenso. Están provocando.  No pueden aliviarse soltando disidentes periódicamente, como ha hecho Cuba. La guerra que llevan preparando tantos años es su única salida.
La rica Corea del Sur sería machacada por la más –dicen- poderosa artillería que existe en el mundo, la de la pobre Corea del Norte, que parece imposible -también dicen- neutralizar ni con misiles antimisiles, ni con satélites.
Es decir, los coreanos del Sur y del Norte podrían pagar el pato de la reactivación económica occidental.
Sólo hace falta una provocación suficiente.

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